jueves, 10 de diciembre de 2009

Un poco de mi 2º novela

La desconfianza y la indiferencia por como se movía el mundo, le importaba un carajo, porque no podía concebir porque los seres humanos llegaban a semejantes estados, casas de chapas, vida de chapa, ¿quienes alimentaban sus deseos de vivir así? Sabia que el ser humano había logrado mucho y se ha equivocado a menudo, siempre dispuesto a ser humilde ante la naturaleza, buscando la verdad con lo que hay en los corazones, con lo que se ha concedido a la especie humana.

Su único deseo en ese momento era volver a casa, llegar a pensar en cambiar una puesta de sol por un amanecer con un hombre que la contuviera, pero por el momento ella sabia que se burlarían de sus deseos, pensando en una posible amargura, se alejaba de esa linda sensación de dormir acurrucada en los brazos de un hombre. Observó en una pausa de sus movimientos, la carraspera de los árboles, el inanimado silencio de las últimas horas del día.

Se preguntaba a si misma, que: si se puede vivir por la propia felicidad, de repente con la mente fija en la parada de un semáforo quedo maravillada ante la belleza de una repentina visión, un hombre apresurado se dirigía hacia otro semáforo donde su mujer con su hijo en los brazos lo esperaba, se acerco la beso en la frente, abrió el envoltorio de mantas entre los brazos de su madre para dar amor a su criatura, advirtió que: en las cosas cotidianas estaba la felicidad.

No sabia que albergaban esas almas clandestinas en medio de la ciudad, pero luchaban por mantener esos actos simples, se mantenían con vida, con estimulo, por medio de los instintos, emociones, estaban dispuestos a arriar bandera, a resistir el trabajo más duro por una nueva ganancia, cavar la tierra con los dedos de ser posible. Era un socorro que se prestaban con ganas y alegría para sentir eso, que: parece felicidad.

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