viernes, 7 de enero de 2011

Regreso de las fiestas

Estábamos regresando por el río Chaña, no quería que me presten atención, la vida nunca es tan perfecta. había que remar ....y ¿ qué podía interesarme a mí?, solo me gusta hablar del amor?... pero cuando hay amor sexual, es una emoción profundamente egoísta, dejaba en cada remada esas emociones egoístas, porque no conducen a la felicidad, la respuesta no es necesaria, uno debe desconfiar de los impulsos íntimos.

Dejábamos a el río Chaña y en el Aguaje del Durazno me daba cuenta que uno puede encontrar la felicidad sin darse cuenta de ello, tenía que dejar mi ego, solo divertirme con esos sentimientos fútiles, como un impulso sexual, el amor personal solo es una gran maldición, es un acto de humillación hacía otro ser humano, a quien se le roba el afecto.


Tomamos el río Capitancito, como en una cancha larga perfeccionamos nuestros movimientos, el río Paraná estaba con olas de un metro y medio, más o menos, nos divertíamos con el movimiento sincronizado del viento sudeste.

Nuestros pensamientos se asociaban cálidamente, teníamos que amar a todos por igual, aunque nos contradeciamos en nuestra búsqueda apasionada por la superioridad que nos empuja la vida, estábamos felices en nuestra incomodidad.


Duró quince minutos de remo el cruce del Paraná de las Palmas, nos quedaba dos horas y media hasta el club, comimos unas milangas, y la corriente cambio en contra , la pesadez de querer llegar, en la contradicción sin importancia seguíamos remando.

Pensaba en el comienzo de un nuevo año, mientras mi amiga soltaba los remos para dar un insulto a una lancha que nos llenaba de agua, nuestras dos cabezas pensaron mejor que una, la consulta, la cooperación y la colaboración, la risa , hasta que llegamos a
el río Luján creciendo a full, la corriente nos deribó casí hasta el Rowing club argentino, solo sé: que: hacemos con gran esfuerzo los grandes logros.

Pasando las fiestas en el Miní

La noche buena la pasé sin mi familia, entre amigos, porque yo, habría sido un símbolo de desprecio, sentía que no me amaban, que no quieren darme nada,......sintiéndome como un elemento de la destrucción, así: brinde en la isla y alcance a ver una estrella fugaz, en mesa se posó un grillo, solo me estaba vendiendo al enemigo, y solo tengo que negociar con él.

El fin de semana próximo, también volví al mismo lugar a brindar, solo quería igualar lo pero de mi con lo pero del otro, y había encontrado lo pero de mi en lo mejor del otro, intentaba atrapar una víctima a mi propósito, quería ser feliz.


Salimos a las 5 de la madrugada remando por el Gambado hasta el Abravieja, estaba fresco, se podía remar, estabamos las dos solas remando hacía el Tres Bocas, no había bruma, al menos veíamos la caída de un cuarto creciente, y el entusiasmo de llegar nuevamente al Miní.


No sentía que tenía una vida pasada, solo era ese momento, llegamos al Canal Honda a una playita que está sobre el canal del Paraná de las Palmas, una parada técnica, comimos unas bananas, unas barras de cereal, hasta que sentimos por entre los matorrales el deslizamiento de una vivora.

Mi amiga no tocó tierra a partir de ese momento, empujé al bote y el viento se había levantado, hicimos el cambio para que yo timoneará porque conocía el cruce en esa parte del río, ella sentía que el bote no avanzaba, pero solo son unas sensaciones cuando el viento está en contra.
eran las 10 hs. de la mañana, faltaba una hora y media más, estabamos sintiendo el cansancio, no podíamos abreviar .

Llegó remando hasta el Canal del Sueco, ahí el viento mermo, cuando entramos en el río Chaña no estabamos en un crucero, teníamos que llegar remando. Quería llegar y quedarme algún tiempo en el Miní y, como no quiere otra cosa, quería que todo se fuese al infierno, solo era un gesto sin sentido, ¿ me gustaba así?. No hay ninguna satisfacción cuando el gusano se niega a que lo hieran. ¿arruina la diversión?