lunes, 30 de agosto de 2010

En San Felipe de Neri (2)

Siguió recorriendo hasta los dormitorios de sus viejas maestras: Sor Teresita, Sor Ana, Sor Carmen que la había llevado hasta las alturas de esa construcción, como premio ó meditación en la terraza, se quedó contemplando la cúpula de la iglesia de su colegio San Felipe Neri de la ciudad de la ciudad blanca de América, como si estuviese ante la solución de sus problemas.

Cerró el candado de la puerta de la terraza después de sentir la piedra tallada, el campanario, el hierro artístico entre sus manos, bajó las escaleras sosteniéndose con firmeza en la baranda, experimentado una puntada de dolor de vez en cuando, pero no tenía tiempo para lamentarse, sonrió de manera cómplice al óleo de San Felipe hasta dejar las llaves en las manos de la pulcra monja, que la miró: marcando una sonrisa con una expresión de alegría nunca velada por el dolor.

La calle estaba desierta, limpia, blanca, colonial, ella no era una vagabunda sin techo, pero en ese momento olvido su dirección, su existencia, recordando que la única manera de tener algo de ley, es teniendo la menor cantidad posible, de repente surgió del siqus de una comparsa de carnaval una música como un regocijo de triunfo de todos los presentes, ella se elevaba en forma ascendente, parecía indicar que su única misión era subir…