Llovía por todos lados , las gotas hacían burbujas sobre los charcos de agua, esperaba tomando un té en un bar de la calle Pte. Perón de Capital, preguntándome lo que me habían dicho de la competencia descarnada del sistema, donde tenía que competir por quien gana el puesto en cuestión. No es fácil quedarse sin trabajo, con algunos centavos se puede hacer algo? Uno vuelve a empezar lleno de entusiasmo por ese noble ideal : trabajar?... después de haber compartido trabajos con gente que competía por realizar el trabajo lo peor posible , ver como día tras día se esforzaban por cumplir peor con sus obligaciones, mientras algunos hacíamos malabares para conservar ese digno trabajo, pero no se puede hacer nada ante los destructores, estamos condenados a la impotencia, no importa cuanto nos esforzamos, solo queda claro que seremos despedidos, se necesita un código de valores que guíen nuestros actos.
Hay que ingresar un CV en cuanta página de búsqueda laboral existe, solo hay que tener internet, coordinar con el diarero para recibir los clasificados el domingo, alguna oferta aparece para personas mayores, a los jóvenes no los toman en cuenta porque chatean todo el tiempo, para obtener ese puesto hay que someterse a mil quinientos psicotécnicos, desde problemas aritméticos hasta quién escribió Fausto, armar rompecabezas y descubrir tu verdad en tres horas, y que no sos la persona indicada para ese puesto.
Nos es dada la vida no la supervivencia, tener un cuerpo pero no el alimento, tener mente pero sin contenido, lo único que queda son las acciones y pensar solo es un acto selectivo , somos seres humanos y la pregunta: ¿ser o no ser? ¿hacer o no hacer?, ¿pensar o no pensar? ......
Entonces hay que empezar de nuevo haciéndose cargo de las responsabilidades olvidando las culpas, cada lugar ó momento pueden brindar felicidad, una situación difícil puede estimular para un reto, para autosuperarse, somos un conjunto único de experiencias, esperanzas, razonamientos, emociones y valores.
