domingo, 4 de diciembre de 2011

Sin palabras, sin preguntas


La luz estaba encendida de una lamparilla de una mesita esquinero, la tomó de su cintura hasta su cintura, la estrechó contra su cuerpo y advirtió que temblaba….
Dejaban libertad al deseo en cada uno de sus encuentros, como si, desearán saber, que ahora, su triunfo, solo se basaría en someterse al deseo, como castigo premio.
Y volvió a besarlo, como si lo estuviera hiriendo, él la sostenía acostado sobre un Futton, mientras le quitaba la ropa, mientras sus bocas descendían a sus cuerpos.
El sabía que: en cada una de sus miradas lo haría como un golpe, pero aún así, sus movimientos saciaban su anhelo de pasión, era el camino del espíritu que se convierte en cuerpo y lo premoldea….y lo re-moldea.
Sin palabras, sin preguntas, porque ambos lo desean, se ceñían sus piernas y sus pechos en un solo beso.

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