He visto más allá de la cumbre
y encontrar un valle hermoso
Rodar hasta descender a la llanura,
al volver la cabeza, he visto:
pasar mi vida en las estrellas del camino.
He visto muchos soles, muchas lunas
mientras encontramos nuestras heridas,
en la oscuridad, en un viaje junto a tu rostro,
nuestras manos circulan
por los relieves de la geografía.
Te inclinas a mis labios y la sonrisa
es la que aceptamos, es la suma de
nuestros pensamientos,
guiados por nuestra mente,
en la situación que corresponde…
es la vida que no se aburre
y recibir un día exuberante
un día de aventura.
Postré mi mano sobre su tallada naturaleza,
el ascenso de su sangre, animaba mi caos,
nuestro impulso insinuaba
a desnudarnos, poseernos,
en un simple, un solo latido.
Me lleno de arrugas,
para persistir pulida
donde nadie me recordará,
en la tristeza de la mediocridad
de está habitación pequeña,
que: someta está inspiración
a su sentido radical, no tiene sentido.
Isabel Camacho, 10 de Enero de 2012
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