miércoles, 9 de septiembre de 2009

Una escapada por la Cordillera de los Andes

Salio el sol pegando sus rayos sobres los álamos desnudos del invierno, sobre la cordillera de los Andes, mis pies hinchados por la posición del asiento del micro Chevalier, desate los cordones para sentir que mis venas querían descomprimirse.

Medio dormida sabía que San Rafael me esperaba cálido como siempre, en cualquier estación del año, saque mi mp4, escuchando a Sagrega interpretado por Carlos, las ruedas del micro avanzaban como esas uñas sobre la guitarra., tenía una vaga idea de lo que estaba sucediendo con sus vidas en ese lugar, seguía escuchando esas notas que me daban una dicha, igualaba las frases que atravesaban esa atmosfera, entre la nube de polvo que dejaba el viento, los miedos de una situación que parece que no va pasar.

Había pasado las bodegas del Bonarda Sangiovese de Alfredo Roca sin alcanzar a verla, aunque viaje siempre a ese mismo lugar, siempre es una experiencia diferente, ya.. era diferente escuchaba las notas de la música que fluían ascendiendo, hablaban de elevación, parecían la representación de un corto publicitario, cada vez la sentía por doquier, como barriendo aquellos recuerdos, no existía fealdad, ni dolor, era la liberación que necesitaba para mantenerme sana espiritualmente, sin daño, estaba siendo recompensada, la cordillera con su sucesión de pliegues sobre los cultivos, divirtiéndose de su experiencia.... con la mia.

Llegaba a la estación y estaba allí esperando a que la realidad se presentará de acuerdo a lo que debía ser, no podíamos forzar nada, ni esforzarnos en lo que no está en nuestras manos.

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