
Era el momento de mirar sus manos que habrían servido de modelo para algún artista, recuerdo que sostuvieron el libro que me regalo, leyendo sobre mi cama, era de Ortega y Gasset, esas manos tomaban la empuñadura de los remos, durante una hora estuvo remando y contra-remando hasta quedar agotado.
Tal vez la realidad desde los fragmentos que he apilado de mi vida, este haya sido un resultado beneficioso, aparecen piezas del rompecorazones, digo del rompecabezas, que sigo armando, y está es la parte en que no la veo horrible.
Nos abrazamos al sol, con todos los sonidos de la naturaleza del mes de la víspera de la primavera, cruzar la orilla de enfrente fue la mejor decisión que hicimos, olvidar que las personas pueden tener maldad generando hambre, guerras, perdidas.
Nosotros, los libres apreciamos nuestro lenguaje simple, de un entendimiento sabroso, un placer dar y recibir una clase de remo entre buenas personas.
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